Primera aparición, 8 de mayo de 1980: Bernardo fue a pescar al río y oró el Rosario. A las tres de la tarde ve un relámpago y la Virgen se aparición vestida de blanco y dijo: “Vengo del Cielo. Soy la madre de Jesús. Quiero que recen el Rosario todos los días. No quiero que lo recen solamente en el mes de mayo. Quiero que lo recen permanentemente, en familia, desde los niños que tengan uso de razón. Que lo recen en una hora fija cuando ya no haya problemas con los quehaceres del hogar. El Señor no gusta de oraciones de forma ligera o mecánica, y por eso recen el Rosario con citas bíblicas y quería pongan la palabra de Dios en práctica. Ámense. Cumplan con sus deberes. Hagan la Paz. No solo pidan la paz al Señor, porque si ustedes no la hacen no habrá paz. Nicaragua ha sufrido mucho desde el terremoto. Está amenazada a sufrir más todavía. Seguirá sufriendo si ustedes no cambian. Reza, hijo mío, el Rosario por todo el mundo. Diles a creyentes y no creyentes que al mundo lo acechan graves peligros. Pido al Señor que aplaque su justicia. Pero si ustedes no cambian, abreviarán la venida de una tercera guerra mundial.” Bernardo dijo: “Señora, dígaselo a otra persona.” Nuestra Madre contestó: “No, porque el Señor te ha escogido a vos para que des el mensaje.” Bernardo no dijo a nadie acerca de la aparición durante ocho días. El 16 de mayo de 1980, cuando buscaba una ternera, la Virgen se aparició y dijo: “¿Por qué no has dicho lo que te mandé a que dijeras?” Bernardo respondió: “Es que tengo miedo. Tengo miedo de que se burlen de mí”. Y entonces la Virgen le dijo: “No tengas miedo. Yo te ayudaré. Dile al sacerdote.”
Segunda aparición, 8 de junio de 1980: Bernardo fue al lugar de las apariciones, más la Virgen no se aparició allá. Pero a la noche, el tuvo un sueño y vio la Virgen. Ella mostró una multitud de personas con vestidos hermosísimos. Cantaban y tenían un gozo que yo jamás había visto. La Virgen dijo: “Mira. Éstas son las primeras comunidades cuando empezó el cristianismo. Son los primeros catecúmenos. Muchos de ellos fueron mártires. ¿Quieren ustedes ser mártires?¿Te gustaría a vos ser mártir?” Después, ella mostró otro grupo vestido de blanco con Rosarios luminosos en las manos. Después, un tercer grupo vestido de color café. Nuestra Señora dijo: “Estos recibieron el rosario de mano de los primeros.” Ella mostró un cuarto grupo vestido como nosotros vestimos. Bernardo dijo: “Señora con estos me voy porque están vestidos como yo.” Ella contestó: “No todavía te falta, tienes que decir a la gente lo que has visto y oído. Te he mostrado la gloria del Señor, y esto van a adquirir ustedes si obedecen al Señor, la Palabra del Señor, si perseveran en la oración del Santo Rosario y ponen en práctica la palabra del Señor.”
Tercera aparición, 8 de julio de 1980: Nuestra Señora no vino al lugar de las apariciones, pero Bernardo tuvo un sueño con un Ángel que habló acerca de algunas personas que pidieron oraciones. Los eventos realmente se suciederon como el Ángel había dicho.
Cuarta aparición, 8 de Septiembre de 1980: La Virgen Maria se aparició como nina de siete años. Bernardo la pidió para se dejar ver por otras personas. Ella dijo: “No. Basta con que vos les des el mensaje. Porque el que va a creer, con eso basta. Y el que no va a creer, aunque mire no creer.” Bernardo preguntó acerca del templo en honor de Nuestra Señora, a lo que respondió: “No. El Señor no quiere templos materiales. Quiere los templos vivos que son ustedes. Restauren el Sagrado Templo del Señor. En ustedes tiene el Señor todas sus complacencias. Ámense. Ámense unos a otros. Perdónense. Hagan la paz. No la pidan solo. ¡Háganla! En comunidad mediten las Bienaventuranzas.”
Quinta aparición, 13 de Octubre de 1980: Bernardo pidió a la Señora que se dejara ver. Ella le dijo: “No todos pueden verme.” Bernardo seguía insistiendo. La Virgen dijo: “No.” Bernardo le dijo: “¡Que te miren para que crean! Porque muchos no creen. ¡Que te vean, Señora!” Ella se llevó las Manos al pecho en señal de dolor, como la imagen de la Dolorosa. Su rostro palideció. El manto le cambió a un color gris, puso el rostro triste y lloró y dijo: “Me da tristeza la dureza del corazón de esas personas. Pero ustedes tienen que orar por ellas para que ellas se cambien.” Bernardo le dijo que tenía muchas recomendaciones. Nuestra Madre respondió: “Me piden cosas sin importancia. Pidan fe para tener fuerza, y paciencia para llevar cada uno su cruz. Los sufrimientos de este mundo no se les pueden quitar. Los sufrimientos son la cruz que ustedes tienen que llevar. La vida es así. Hay problemas con el marido, con la esposa, con los hijos, con los hermanos. Hablen, platiquen, para que resuelvan los problemas en paz. No vayan a la violencia. Nunca vayan a la violencia. Pidan fe para tener paciencia. Ya no me verás más en este lugar.” Bernardo pidió: “¡No nos dejes, Madre mía!” Ella dijo: “No se aflijan. Yo estoy con ustedes, aunque no me miren. Soy la Madre de todos ustedes pecadores. Ámense unos a otros. Perdónense, hagan la paz. No vayan a la violencia. No vayan nunca a la violencia. Nicaragua ha sufrido mucho desde el terremoto y seguirá sufriendo si ustedes no cambian. Si ustedes no cambian abreviarán la venida de la Tercera Guerra Mundial. Reza, reza, hijo mío, por todo el mundo. Al mundo lo acechan graves peligros. Una Madre no olvida nunca a sus hijos; y yo no he olvidado lo que ustedes sufren. Soy la Madre de todos ustedes pecadores. Invóquenme con estas palabras: ‘Santísima Virgen Maria, Vos sos mi Madre, la Madre de todos nosotros pecadores.’” Y desaparició.