lunes, 20 de noviembre de 2017

Letanía de Santa Cecilia

Señor, ten piedad de nosotros. 
Cristo, ten piedad de nosotros. 
Señor, ten piedad de nosotros. 
Cristo, óyenos. Cristo, escúchanos. 
Dios, Padre Celestial, ten piedad de nosotros. 
Dios, Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros. 
Dios, Espíritu Santo, ten piedad de nosotros. 
Santísima Trinidad, un solo Dios, ten piedad de nosotros. 

Santa María, Madre de Dioos, ruega por nosotros. 
Santa Cecilia, virgen pura, 
Santa Cecilia, llena de fuego del amor divino, 
Santa Cecilia, ejemplo de caridad, 
Santa Cecilia, socorro de los pobres en su ciudad, 
Santa Cecilia, que oía humildemente la Palabra de Dios, 
Santa Cecilia, que practicó el Evangelio con seriedad, 
Santa Cecilia, de corazón transparente, 
Santa Cecilia, de sólo de buenos pensamientos, 
Santa Cecilia, ejemplo de humildad, 
Santa Cecilia, que tuviste santidad en el noviazgo, 
Santa Cecilia, que tuviste castidad en el compromiso, 
Santa Cecilia, modelo en la boda, 
Santa Cecilia, bondadosa para su marido, 
Santa Cecilia, bondadosa para su cuñado, 
Santa Cecilia, paciente en las contrariedades, 
Santa Cecilia, que tuvo ardiente amor a la Eucaristía, 
Santa Cecilia, que tuvo tierno amor a María, 
Santa Cecilia, que fue a la Santa Misa incluso en las catacumbas, 
Santa Cecilia, siempre en oración confiada, 
Santa Cecilia, flor de castidad, 
Santa Cecilia, esposa amorosa de Cristo, 
Santa Cecilia, gloria para el Salvador, 
Santa Cecilia, llena de esperanza en los dolores, 
Santa Cecilia, testimonio ante los moradores de su ciudad, 
Santa Cecilia, vencedora de las tentaciones de los paganos, 
Santa Cecilia, obediente a su Ángel de la Guarda, 
Santa Cecilia, gran virgen del Paraíso, 
Santa Cecilia, que cantaba las alabanzas a Jesús, 
Santa Cecilia, que donaste tu casa para ser una iglesia, 
Santa Cecilia, ilustre mártir de Jesucristo, 
Santa Cecilia, valiente ante el emperador, 
Santa Cecilia, que recibiste golpe en la cabeza, 
Santa Cecilia, traspasada por muchos dolores,
Santa Cecilia, que rezó por sus enemigos, 
Santa Cecilia, que perdonó a aquellos que le martirizaban, 
Santa Cecilia, que llevó los paganos a la verdadera Iglesia, 
Santa Cecilia, patrona de los cánticos sagrados, 
Santa Cecilia, patrona de los cantores, 
Santa Cecilia, patrona de aquellos que tocan instrumentos, 

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, perdónanos, Señor. 
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, escúchanos, Señor. 
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, ten piedad de nosotros. 

Te saludo, oh Virgen, que diste tu sangre por la defensa y la fe de Jesucristo. Dios glorificó a Santa Cecilia, Y coronó sus virtudes. 

Roguemos al Señor: Oh Dios eterno, que nos diste, en la persona de Santa Cecilia, una protectora de gran alcance, permítenos que después de haber pasado nuestros día fielmente, como ella, en la inocencia y la santidad, podamos algún día alcanzar la tierra de las bienaventuranzas, donde en concierto con ella, podamos alabarte y bendecirte para siempre en la eternidad. Amén.

lunes, 23 de octubre de 2017

Apariciones de Nuestra Señora en Pellevoisin

Las apariciones de Nuestra Señora de Pellevoisin, Francia, recibieron la bendición del Papa León XIII en 1877. En 1876, Nuestra Señora se apareció a Estelle Faguette (1843-1929) de 33 años. Estelle estaba muy enferma. En los tres primeras apariciones, el diablo tentó Estelle, pero él huyó de la presencia de la Virgen. Vea todos los mensajes de Nuestra Señora:

Primera aparición, 14 de febrero de 1876: De noche, Nuestra Señora se aparició en el cuarto de Estelle vestida de blanco y dijo: "No temas. Tu sabes que eres mi hija. Coraje y paciencia. Mi Hijo tendrá piedad. Tu sufrirás durante cinco días en honor de las Cinco Heridas de mi Hijo. Para el sábado estarás viva o muerta. Si Mi Hijo te permite vivir, quiero que proclames mi Gloria. Coraje! Pero quiero que mantengas tu promesa." Entonces la visión desapareció. 

Segunda aparición, 15 de febrero de 1876: Nuestra Señora dijo: "No temas, estoy aquí. Esta vez mi Hijo tuvo piedad. El sábado estarás sanada.” Estelle dijo: "Madre mía, yo no debo morir?” La Virgen dijo: "Ingrata. Si mi Hijo te da vida es porque la necesitas. ¿Que otra cosa más preciosa puede El dar a los habitantes de esta Tierra que la vida? No pienses que estarás libre de sufrimientos. Tu sufrirás y no estarás libre de problemas. Esto da méritos para la vida. Tú has tocado el Corazón de Mi Hijo con tu entrega y paciencia. No pierdas esos frutos haciendo la elección equivocada. ¿No te dije que si El te dejaba vivir, irás difundir la mi Gloria? Aahora mira lo que pasó." 

Tercera aparición, 16 de febrero de 1876: Nuestra Señora dijo: "Ten coraje, hija mía! Todo se pasó. Su resignación purificó sus pecados pasados." La Virgen mostró las buenas acciones de Estelle, pero eso seguía siendo en menor cantidad que sus malas acciones y dijo: "Yo soy toda misericordiosa y la Servidora de mi Hijo. Las pocas buenas acciones y plegarias que me ofreciste tocaron mi Corazón Maternal, especialmente esa carta que me escribiste en Septiembre. Lo que más me conmovió fueron las frases: 'Ve la miseria de mis padres, si yo no estoy más aquí, terminarán pidiendo comida en la calle. Recuerda lo que Tu sufriste cuando tu Hijo Jesucristo fue clavado a la Cruz'. Yo mostré esta carta a mi Hijo. Tus padres te necesitan. En el futuro sé fiel a este cometido. No pierdas las gracias que se te fueron dadas y esparce mi gloria por doquier." 

Cuarta aparición, 17 de febrero de 1876: Nuestra Señora dijo: "Tu publicarás mi gloria. Haga todo lo esfuerzo posible." 

Quinta aparición, 18 de febrero de 1876: Em este día, Estelle fue curada miraculosamente. Nuestra Señora dijo: "Si quieres servirme, sé simple y haz que tus actos igualen tus palabras. Doquiera estés y hagas lo que hagas, tu puedes ganar bendiciones y puedes proclamar mi gloria. Me entristece sobremanera el ver que las personas no tienen respeto por mi Hijo en la Sagrada Eucaristía y la forma en que oran mientras que su mente está en otras cosas. Le digo esto a todos los que dicen ser pios. Tu encontrarás obstáculos, serás terriblemente burlada y las personas dirán que estás loca. Pero no les prestes atención, se leal conmigo y yo te ayudaré." 

Sexta aparición, 1 de julio de 1876: Nuestra Señora cruzó sus Manos sobre su pecho y sonrió dijo: "Permanece serena, hija mía. Ten paciência. Será difícil para ti, pero estaré contigo. Coraje, yo volveré." 

Séptima aparición, 2 de julio de 1876: Nuestra Señora confió un secreto a Estelle. Ella cruzó las manos sobre su pecho y dijo: "Tu ya has proclamado mi Gloria. Sigue así. Mi Hijo tiene almas más unidas a Él. Su Corazón está tan lleno de amor por Mi Corazón, que nunca me puede negar nada por mi intercesión. Él tocará los corazones más duros. ¿No es tu sanación una gran evidencia de mi Poder? He venido especialmente por la conversión de los pecadores." 

Octava aparición, 3 de julio de 1876: Nuestra Señora dijo: "Quiero que estés más calma, más en paz. No dije cuando volveria, ni día o hora, pero necesitas descanso. Yo vine para acabar la fiesta." 

Nona aparición, 9 de septiembre de 1876: Nuestra Señora dijo: "Te engañaste a ti misma con una aparición para el 15 de Agosto porque no estabas calma. Tu tienes un verdadero carácter francês: desean conocer todo sin aprender y entender todo antes de saber. Yo podría haber venido a ti también, pero de nuevo tu desproveíste de ella. Yo esperaba por este acto de sumisión y obediencia. Durante mucho tiempo los tesoros de mi Hijo han sido abiertos. Que ellos oren.” Nuestra Señora tenía uno Escapulario de la Orden del Sagrado Corazón de Jesús en su pecho y dijo: "Yo amo esta devoción. Es aquí que seré honrada." 

Décima aparición, 10 de septiembre de 1876: Nuestra Señora dijo: "Que las personas oren. Yo les doy el ejemplo." Entonces ella juntó sus Manos y desapareció. 

Undécima aparición, 15 de septiembre de 1876: Nuestra Señora dijo: "Yo vi todos tus esfuerzos para mantenerte en paz y serena. Yo pido esto no sólo de ti, pero también pido a la Iglesia y a la Francia. En la Iglesia no veo mucha calma. Que rueguen y pongan su confianza en Mi. ¿Francia... ¿Yo hice todo lo que pude por ella! ¿Yo di muchas advertências, pero se niegan a escuchar! Ya no puedo detener a mi Hijo por más tiempo. La Francia sufrirá. Coraje y confianza. Yo dije todo eso anticipadamente. Pero apenas los que no creen, reconocerán más tarde la verdad que hay en mis palabras." 

Duodécima aparición, 1 de noviembre de 1876: Nuestra Señora apenas miró a su alrededor y la vidente con bondad. 

Decimatercera aparición, 5 de noviembre de 1876: Nuestra Señora dijo: “Yo te elegí. ¡Esto me hizo tan feliz! Yo elijo a los humildes para mi gloria. Ten fuerza. Tu tiempo de pruebas está por comenzar."  

Decimacuarta aparición, 11 de noviembre de 1876: Estelle bordó uno Escapulario. Nuestra Señora se aparició y dijo: "Debes hacer muchos más.” Ella cubrió sus manos sobre su Escapulario y se fue. 

Decimaquinta y última aparición, 8 de diciembre de 1876: Nuestra Señora dijo: "Hija mía. Recuerda de mis palabras. Repite todas estas cosas muy a menudo. Ellas te ayudarán durante tus pruebas y tribulaciones. Tu no me verás más. Estaré contigo, pero invisible. Yo te he elegido para proclamar mi gloria y para hacer conocer esta devoción.” 
Ella tenía el Escapulario em sus Manos y dijo: 
"Ven y bésalo." 
Estelle besó el Escapulario y La Virgen dijo: 
"Tu misma irás al Prelado y presentarás el modelo que tú has hecho. Dile que ayudarte y que me agrada ver todos mis hijos usando para reparar los ultrajes recibidos por mi Divino Hijo en el Sacramento de su amor. Ve las gracias que voy a derramar sobre todos que lo usen confiando en Mi y que divulgan esta devoción. Estas gracias vienen de mi Hijo. Yo las saqué de su Corazón. El no puede negarme nada.” 
Estelle preguntó: “¿Que debo poner en el reverso del Escapulario?” 
La Santísima Virgen respondió:  
"Yo reservé ese lado para Mi misma. Tu tienes mis pensamientos y la Santa Iglesia decidará. Coraje, si él prelado no hace lo que tu deseas, tu irás más adelante. No tengas miedo. Yo te ayudaré."

jueves, 31 de agosto de 2017

Apariciones de Nuestra Señora en Tre Fontane

En 1936, Bruno Cornacchiola se casó con Iolanda Lo Gatto y tuvo tres hijos: la niña Isola y los chicos Carlo y Gianfranco. Para complacerla, Bruno hizo los Nueve Viernes al Sagrado Corazón. Pero más tarde, se encontró con un protestante alemán que puso un odio feroz por el Papa y contra el catolicismo y Bruno se convirtió en un protestante en la Iglesia Adventista del Séptimo Día. En 1938, Bruno compró una daga grabada: "Muerte al Papa". Su esposa trató de convertirlo muchas veces, pero en vano. Durante muchos años, Bruno intentó todo para que Iolanda abandonara la Iglesia Católica y destruyó todas las imágenes de los Santos y el Crucifijo. Por amor a su marido, Yolanda abandonó la Iglesia Católica. 

Aparición del 12 de abril de 1947: Este sábado, a las 14 horas, Bruno llevó a sus hijos a jugar en el bosque cerca de la cueva de Tre Fontane, cerca de Roma. Bruno tenía 34 años en ese momento. Mientras juegan, él prepara un texto con la Biblia para probar que Nuestra Señora no fue elevada al Cielo ni era Inmaculada. Los niños dejan de jugar buscando la pelota. De repente, los niños miran a la cueva y dicen que ven una hermosa Señora. Bruno los llama, pero no responden, sólo oran. Él ora y dice: "¡Señor, salvaos!" De repente, Bruno también ve a la bella Dama. Él la describe: 
"Es imposible describir a la Señora Celestial, Nuestra Señora vino como una mujer oriental, piel oscura, en su cabeza tenía un manto verde de color de hierba de primavera, descalza, pelo negro partido en el centro como un indio, vestida de largas mangas blancas y largas, atada al cuello, la cintura está rodeada por una banda de color rosa, la edad de una niña de 18 años. La hermosa Dama estaba realmente delante de mí, pobre criatura, pobre pecador! Ella sostenía un libro gris en el pecho que sostenía en su mano derecha, que es la Biblia, que es la Revelación Divina, y con el dedo índice de su mano izquierda me muestra una sotana negra con un Crucifijo de madera casi roto en varias partes, el Crucifijo que yo había roto y arrojado a la basura. Ella tenía una dulzura de Madre y dijo con un poco de tristeza: 
"Soy aquella que está en la Trinidad Divina. Soy la virgen de la Revelación. Tú me has perseguido, ¡ ya basta! Entra en el redil. El Juramento de Dios es santo. Los nueve viernes que hiciste antes de entrar en el redil de la mentira son los que te han salvado. Obedece a la autoridad del Santo Padre. Vive la doctrina divina. Practica el cristianismo. Vive la fe. Los Avemarías que oran con fe y amor son como flechas de oro que van directamente al Corazón de Jesús. Oren mucho el Rosario para la conversión de los pecadores, de los incrédulos y de todos los cristianos. Haré grandes milagros para la conversión de los incrédulos y de los pecadores." 
Después de la aparición, Bruno oró el Ave María que no había rezado durante años y casi había olvidado. Lloró, oró y reflexionó durante mucho tiempo. Al llegar a casa, le dijo a su esposa y los dos confesaron y se reconciliaron con la Iglesia. Después de varios días de búsqueda, finalmente encontró a un sacerdote que dijo lo que Nuestra Señora previó. 

Aparición del 6 de mayo de 1947: Bruno Cornacchiola regresa a la cueva y nuevamente, la Madre de la Iglesia aparece sonriente y maternal. Ella no habló, pero estaba muy feliz por la conversión de Bruno.  

Aparición del 23 de mayo de 1947: Bruno ora en la cueva con un sacerdote y recibe una señal de que este es el sacerdote que debe acompañarlo al Papa. Nuestra Señora también os dijo: "Obedeced y dejad este camino y comenzad a caminar en la Iglesia que es la verdad y así encontraréis paz y salvación. Fuera de la Iglesia, fundada por mi Hijo, hay oscuridad y perdición. La Iglesia Catolica s el verdadero camino de la fe y la santificación, el camino de la conversión. La ciencia niega a Dios y rechaza las invitaciones. La Iglesia sufrirá y será perseguida." 

Bruno Cornacchiola defendió la Iglesia Católica, la Eucaristía y la Virgen María a lo largo de su vida. Murió en santidad el 22 de junio de 2001, la Fiesta del Sagrado Corazón de Jesús.

viernes, 31 de marzo de 2017

Oración a Nuestra Señora Madre de la Humanidad

Muchas personas han logrado gracias a través de esta oración. 

“Nuestra Señora, Madre de la Humanidad, Madre de Jesús que es nuestro Dios y nuestro Salvador. Te amo, María, y quiero tener te siempre cerca de mí. Sé que la Señora es mi Madre y que ora por mí cerca de Dios. Esto es maravilloso. ¿Cómo yo soy feliz. Ahora, yo siempre podré contar contigo en mi vida y siempre creeré en su presencia. Quiero amar te. Quiero ser un buen hijo, una hija buena para alegrar te con mi vida. Que yo pueda ser como Jesús quiere. Es lo que la Señora quiere de mí. Y yo quiero también y voy a esforzar. ¿Cuento con su ayuda, Madre del Cielo! Ore por mí, cerca de Jesús. Ore también por mis hermanos: las otras personas alrededor del mundo entero. Ahora oro por ellos y por mí. Gracias por todo, pero tengo que pedir te. Mi vida está difícil. Necesito muchas gracias. Tengo muchas peticiones de hacer. Y como toda Madre acepta las peticiones de sus hijitos, yo hago estas peticiones... (Hacer las peticiones) Gracias, María, Madre de Jesús y mi Madre también! Nuestra Señora, Madre de la Humanidad, ruega por nosotros! Permanezca siempre conmigo, con todos nosotros y interceda por el mundo entero. Amén."

martes, 7 de marzo de 2017

Apariciones de Nuestra Señora en Ghiaie di Bonate

Apariciones de Nuestra Señora en Ghiaie di Bonate. El mayo de 1944, Nuestra Señora se aparició en Ghiaie di Bonate, Italia, a Adelaide Roncalli, 7 años. Muchas personas fueron a las apariciones y vieron fenómenos solares y curas. Vea los mensajes de Ghiaie di Bonate: 

Primera aparición, 13 de mayo de 1944: Adelaide Roncalli fue a recoger flores de sambuco y de margarita a lo largo del camino. Nuestra Señora se aparició con la Sagrada Familia y dijo: "Espera no te vayas yo no te haré ningún daño yo soy Vuestra Señora! Tú tienes que ser buena, obediente, respetuosa con el prójimo y sincera: reza bien y vuelve siempre a este lugar durante nueve tardes a esta hora.” 

Segunda aparición, 14 de mayo de 1944: La bella Señora se aparició con la Sagrada Familia y dijo: “Tu tienes que ser buena, obediente, sincera y rezar bien, ser respetuosa con el prójimo. Cuando cumplas 14 o 15 años tú tomarás los hábitos y serás Religiosa Sacramentina. Tú sufrirás mucho, pero espera no llores por que después, vendrás conmigo al Paraíso!” 

Tercera aparición, 15 de mayo de 1944: Nuestra Señora con la Sagrada Familia más luminosa que lo usual y dijo: “Dile a los tuyos que sí quieren a sus hijos, ellos deben hacer mucha penitencia, orar mucho y evitar ciertos pecados. Si los hombres hacen penitencia la guerra acabará en dos meses, sí hacen lo contrario durará poco menos de 2 años.” 

Cuarta aparición, 16 de mayo de 1944: Nuestra Señora miró Adelaide y dijo: “Tantas Madres tienen sus hijos deformes por los pecados serios que han cometido. No cometan más pecados y sus hijos se curarán.” Adelaide pidió una señal y ella respondió: “Eso vendrá también a su tiempo. Ora por los pobres pecadores que necesitan de la oración de los niños.” 

Quinta aparición, 17 de mayo de 1944: La Virgen Maria se aparició con ocho pequeños angeles y dijo: “Di al Obispo y a el Papa el secreto que yo te confío… Recomiendo seguir lo que te digo, pero no se lo dirás a ninguna persona.” 

Sexta aparición, 18 de mayo de 1944: Nuestra Señora dijo: “Oración y Penitencia. Ruega por los pobres pecadores más obstinados que están muriendo en este preciso momento clavando espadas en mi Corazón. La oración que más me agrada es el Ave María.” 

Séptima aparición, 19 de mayo de 1944: Adelaide dijo: “Señora mía, las personas me han dicho que le pregunte si los niños enfermos deben realmente ser traídos aquí para recuperarse.” La Virgen respondió: “No, no es necesario que realmente todos vengan aquí, aquellos que puedan que vengan, según los sacrificios que hagan serán sanados o seguirán enfermos, pero que traten de no cometer pecados más graves.” Adelaide pidió un milagro para que la gente pudiera creer en sus palabras y la Madre de Dios le respondió: “Muchos vendrán y se convertirán y yo seré reconocida por la Iglesia. Medita estas palabras todos los días de tu vida, hazte de coraje en todas las penas. Me verás en la hora de tu muerte y te cubriré bajo mi manto y te llevaré al Cielo.”  

Octava aparición, 20 de mayo de 1944: La Virgen Maria dijo: “Mañana será la última vez que yo te hable entonces durante siete días, te permitiré, pensar bien todo lo que te he dicho. Trata de entenderlo bien porque cuando tú seas más grande te servirá mucho sí quieres ser toda mía. Después de estos siete días volveré todavía cuatro veces más.” 

Nona aparición, 21 de mayo de 1944: Adelaide dijo: “También esta aparición fue precedida de las palomas y en el punto luminoso se manifestó la Sagrada Familia, vestida como ayer en una iglesia. Hacia la puerta principal había: un asno de color grisáceo, una oveja blanca, un perro de pelo blanco con manchas marrones, un caballo del color marrón usual. Los cuatros animales se arrodillaron y ellos movían la boca como si oraran. De repente el caballo se levantó y pasando por detrás de la Virgen salió por la puerta abierta, se dirigió hacia un campo de azucenas, y no hizo a tiempo a pisar todo lo que el quería, porque San José lo siguió para atraparlo, el caballo cuando vió a San José corrió a esconderse detrás de una pequeña pared que servía de recinto en el campo de azucenas, el caballo se dejó agarrar con docilidad y acompañado de San José volvió a la Iglesia dónde se arrodilló y retomó la oración nuevamente. Ese día expliqué en ese hecho del caballo, que era una mala persona que quiso destruir a los buenos. Ahora puedo explicar simplemente los sentimientos producidos en mí por esa visión. En el caballo ví a una persona soberbia y mala, con mucho poder que abandonó la oración para destruir las azucenas de ese magnífico campo, pisando y malogrando a escondidas la frescura y la simple inocencia. Es de notar que mientras el caballo hacía estragos, en aquel campo, manifestaba un sentido de malicia buscando de no ser visto. Cuando el caballo vió a San José, resolvió abandonar el daño furtivo que había ocasionado para esconderse detrás de la pequeña pared del campo. San José acercándose lo miró con una dulce mirada de reproche y lo condujo a la casa de oración. Mientras el caballo había hecho el daño, los otros animales continuaron la oración. Ese día expliqué en ese hecho del caballo, que era una mala persona que quiso destruir a los buenos. Ahora puedo explicar simplemente los sentimientos producidos en mí por esa visión. En el caballo ví a una persona soberbia y mala, con mucho poder que abandonó la oración para destruir las azucenas de ese magnífico campo, pisando y malogrando a escondidas la frescura y la simple inocencia. Es de notar que mientras el caballo hacía estragos, en aquel campo, manifestaba un sentido de malicia buscando de no ser visto. Cuando el caballo vió a San José, resolvió abandonar el daño furtivo que había ocasionado para esconderse detrás de la pequeña pared del campo. San José acercándose lo miró con una dulce mirada de reproche y lo condujo a la casa de oración. Mientras el caballo había hecho el daño, los otros animales continuaron la oración. Las manchas particulares del pelo del perro son figura de la fidelidad familiar tan corrupta. La puerta abierta del templo es la figura de la libertad que Dios da a cada criatura." 

Décima aparición, 28 de mayo de 1944: Nuestra Señora se aparició con dos Santos y dijo: “Ora por los pecadores obstinados que hacen sufrir mi Corazón porque ellos no piensan sobre la muerte. También ora por el Santo Padre, que está pasando momentos muy feos. Tantos son los que lo maltratan y muchos son los que atentan contra su vida. Yo lo protegeré y Él no saldrá del Vaticano. La paz no tardará, pero mi Corazón anhela para el mundo que todos se amen como hermanos. De esta forma el Papa sufrirá menos.” La Señora tenía entre las manos dos palomas negras que simbolizan la unión que deben tener los consortes para formar a las familias santas, a la mirada vigilante de la Virgen. Todavía nos enseña que no se puede ser una familia santa sin vivir en confianza entre las manos maternales de Nuestra Señora. La Señora no reveló el nombre de eso dos Santos que tenía a sus lados. Sólo por mí inspiración interior, Adelaide tuvo la intuición clara de sus nombre: San Mateo y San Judas. 

Undécima aparición, 29 de mayo de 1944: La bella Señora sonrió con pequeños Ángeles y dijo a Adelaide: “Los enfermos que desean recuperarse tienen que tener mayor confianza y santificar su sufrimiento si quieren ganar el Cielo. Si no hacen esto, no tendrán el premio y se los castigará severamente. Yo espero que todos aquellos que conozcan mis palabras harán un mayor esfuerzo para ir al Paraíso. Aquellos que sufran sin lamentarse recibirán de mí y de mi hijo cualquier cosa que quieran. Ora mucho por esas personas que tienen el alma enferma. Porque mi hijo Jesús murió en la Cruz para salvarlos. Muchos no entienden estas palabras de mí y por esto sufro mucho.” 

Duodécima aparición, 30 de mayo de 1944: La Señora dijo a Adelaide con pequeños Ángeles y dijo: “Querida niña, tú eres toda mía y también eres querida en mi corazón, mañana yo te dejaré en este valle de llanto y de dolor. Me volverás a ver en la hora de tu muerte y envuelta en mi manto yo te llevaré al Cielo. Contigo llevaré a los que te comprenden y sufren.” 

Decimatercera aparición, 31 de mayo de 1944: Nuestra Señora dijo a Adelaide con la Sagrada Familia: “Querida hija, me duele dejarte, pero mi tiempo ha pasado, no te preocupes que por un tiempo no me verás. Piensa sobre lo que yo te he dicho. En el tiempo de tu muerte tú me volverás a ver. En este valle de verdaderos dolores tú serás una pequeña mártir. No pierdas coraje, desea muy pronto mí triunfo. Ruega por el Papa y dile que pronto yo deseo estar presente en este lugar para todos. Cualquier cosa que se me pida yo intercederé ante mi hijo. Yo seré tu recompensa y el martirio será alegre. Estas mis palabras serán de consuelo en esta prueba. Lleva todo con paciencia que tú entrarás conmigo en el Paraíso. Aquellos que voluntariamente te hagan sufrir no entrarán en el Paraíso, si primero no reparan profundamente lo que te han hecho. Alégrate que nos veremos de nuevo pequeña mártir.”

sábado, 14 de enero de 2017

Vida, Oración, Novena a San Sebastián

Vida y historia: San Sebastián nació en Narbona, Francia, en el año 256. Su familia fue a Milán y Roma, donde era cristiano y quería convertirse en un soldado para acercarse a los cristianos que fueron encarcelados y martirizados. 
Como soldado: Era un buen soldado. Los emperadores Diocleciano y Maximiano lo eligieron capitán de su guardia personal, la Guardia Pretoriana. Él cumplia todos los deberes de un soldado en la ciudad, pero en su corazón estaba la fe en Jesucristo y el amor a sus hermanos, siempre buscando vivir el Evangelio. En su trabajo, practicaba la Palabra de Dios y ayudaba a traer la paz a la ciudad. Consolaba con amor a muchas personas con su ayuda de soldado, muchas peleas separadas y paz establecida. Los cristianos eran perseguidos y martirizados de diferentes maneras. Se celebraban las Santas Misas en las catacumbas y otros lugares ocultos.  
Ayuda a los mártires: Como soldado, Sebastián nunca dijo a sus emperadores que era cristiano. Los cristianos eran arrestados y aguardaban el martirio en prisión. Como soldado, Sebastián se aprovechó de esto y los visitó y los consoló en la cárcel. En tantas ocasiones, alentó a los cristianos en prisión a superar su martirio diciéndoles que pronto irían al Paraíso. Sebastián fue un consuelo para los mártires en estos momentos difíciles. Probablemente, Sebastián llevaba la Eucaristía a los cristianos en prisión y las palabras de los sacerdotes que no podían ir allí. Probablemente, los sacerdotes le hicieron sacristán y acólito para llevar la Eucaristía a los necesitados y enfermos. Sebastian también quería ser un mártir algún día. Y ese día llegaría.  
Conversión de otros residentes de Roma: Alrededor del año 288, los hermanos cristianos Marcos y Marceliano fueron arrestados en Roma y sometidos a azotes. Sebastián los visitaba todos los días. No renunciaron ni negaron su fe en Jesús. El administrador romano Chromaco dio a la familia tiempo para que cambiasen de opinión y negasen su fe. Ellos fueron encadenados a la casa del escriba Nicostratus y mientras familiares y amigos trataron de persuadirlos a negar su fe. Pero Sebastián los animó en este momento y aumentó aún más su fe. Zoé, la esposa del escriba, al ver la santidad de Sebastián, se inclinó a sus pies y pidió para la enfermedad que tenía en su dicción. Sebastián hizo la Señal de la Cruz en la boca de Zoé e inmediatamente ella comenzó a hablar normalmente, alabando a Jesús. Su marido Nicostratus pidió perdón a los hermanos y se ofreció a morir en su lugar. Ellos le perdonaron, pero se negaron a abandonar su testimonio ante todos. A causa del testimonio de Sebastián en este día, 68 residentes romanos se convirtieron y fueron bautizados por San Policarpo: Nicostratus, su esposa Zoe, la familia de Nicostratus, su hermano Castor, el carcelario Claudio con 2 hijos y su esposa Sinforosa, el padre de los gemelos, llamado Tranquilino, con su esposa Márcia y 6 amigos, las esposas de los gemelos, y otros 16 encarcelados. Todo este gran grupo de personas estaba alegre en la fe, dispuesto a hacer todo por Jesús. El alcalde de Roma llegó para ver si Marcos y Marceliano habían negado su fe. Llamó a su padre Tranquilino y le invitó a ofrecer perfume a los dioses. Tranquilino dijo que había sido curado de una enfermedad incurable que el alcalde también poseía. El alcalde le ofreció dinero para comprar medicamentos para esta enfermedad, pero Tranquilino se rió diciendo que sólo Jesús puede curarla. Tranquilino mostró al alcalde cómo era su fe y la grandeza de Jesucristo. Él también ordenó que muchas estatuas de los dioses y objetos de la astrología utilizados anteriormente por su familia fuesen destruidos. El número de nuevos cristianos convertidos ha llegado a 1400 personas debido al testimonio de todas estas familias. Todos estaban muy contentos. 
Martirio y testimonio: El emperador Diocleciano, tan aficionado a Sebastián, sospechó que él también era cristiano y él no negó. Diocleciano se quedó muy triste y ofreció oportunidades y riquezas para Sebastián negar su fe. Pero Sebastián no quiso nada y declaró su fe y amor por Jesús. El imperador ordenó a los soldados para atar a Sebastian a un árbol y lo matar con flechas. Los tiradores lo abandonaron pensando que estaba muerto. Pero una viuda que vivía cerca, Santa Irene, vio que estaba vivo y cuidó de él hasta que se recuperase. Unos días más tarde, Sebastián regresó al emperador, que se quedó muy sorprendido de encontrarlo vivo de nuevo. Sebastián nuevamente declaró su fe y censuró la persecución del emperador a los cristianos. El emperador ordenó que Sebastián fuese asesinado por golpes violentos y azotes. El acontecimiento ocurrió el 20 de enero, 288. Sebastian tenía 32 años. Su cuerpo fue arrojado a las alcantarillas de Roma. Santa Luciana lo rescató, lo limpió y lo enterró en una de las catacumbas que lleva su nombre y sobre el cual se construyó la Basílica de San Sebastiano en la Via Appia.
Protector: San Sebastián es el protector de los soldados, militares, policías, contra las guerras, el hambre y las plagas. 

Novena a San Sebastián: 

Oración a San Sebastián: (Para todos los días) "Glorioso San Sebastián, tú que tuviste gran coraje, ayúdanos a ser testigos de Jesús ante este mundo incrédulo y traer otros a Cristo. Ayúdanos a tener el amor al prójimo que tuviste y dar nuestras vidas por nuestros hermanos, aun en dificultades y peligros. Ayúdanos a tener fe en los dolores de la vida como tu soportaste el cruel martirio. Protege a todos los soldados, militares y policías contra todo peligro en su trabajo. Protege a todas las naciones contra las guerras, el hambre y la pestilencia. Intercede por la gracia que necesito... (haga la petición). Amén." 

Primer día: (Salmo 17, 6-9) “Yo te llamo, que tú, oh Dios, me respondes, tiende hacia mí tu oído, escucha mis palabras, haz gala de tus gracias, tú que salvas a los que buscan a tu diestra refugio contra los que atacan. Guárdame como la pupila de los ojos, escóndeme a la sombra de tus alas de esos impíos que me acosan, enemigos ensañados que me cercan. Están ellos cerrados en su grasa, hablan, la arrogancia en la boca. Avanzan contra mí, ya me cercan, me clavan sus ojos para tirarme al suelo. Son como el león ávido de presa, o el leoncillo agazapado en su guarida. ¡Levántate, Yahveh, hazle frente, derríbale; libra con tu espada mi alma del impío, de los mortales, con tu mano, Yahveh, de los mortales de este mundo, cuyo lote es la vida! ¡De tus reservas llénales el vientre, que sus hijos se sacien, y dejen las sobras para sus pequeños! Mas yo, en la justicia, contemplaré tu rostro, al despertar me hartaré de tu imagen.”

Oración final: Orar 1 Padre nuestro, 1 Ave María y Gloria.

Segundo día: (Salmo 18, 2-7) “Dijo: Yo te amo, Yahveh, mi fortaleza, (mi salvador, que de la violencia me has salvado). Yahveh, mi roca y mi baluarte, mi liberador, mi Dios; la peña en que me amparo, mi escudo y fuerza de mi salvación, mi ciudadela y mi refugio. Invoco a Yahveh, que es digno de alabanza, y quedo a salvo de mis enemigos. Las olas de la muerte me envolvían, me espantaban las trombas de Belial, los lazos del seol me rodeaban, me aguardaban los cepos de la Muerte. Clamé a Yahveh en mi angustia, a mi Dios invoqué; y escuchó mi voz desde su Templo, resonó mi llamada en sus oídos.” 

Tercer día: (Salmo 40, 2-10) “En Yahveh puse toda mi esperanza, él se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor. Me sacó de la fosa fatal, del fango cenagoso; asentó mis pies sobre la roca, consolidó mis pasos. Puso en mi boca un canto nuevo, una alabanza a nuestro Dios; muchos verán y temerán, y en Yahveh tendrán confianza. Dichoso el hombre aquel que en Yahveh pone su confianza, y no se va con los rebeldes, que andan tras la mentira. ¡Cuántas maravillas has hecho, Yahveh, Dios mío, qué de designios con nosotros: no hay comparable a ti! Yo quisiera publicarlos, pregonarlos, mas su número excede toda cuenta. Ni sacrificio ni oblación querías, pero el oído me has abierto; no pedías holocaustos ni víctimas, dije entonces: Heme aquí, que vengo. Se me ha prescrito en el rollo del libro hacer tu voluntad. Oh Dios mío, en tu ley me complazco en el fondo de mi ser. He publicado la justicia en la gran asamblea; mira, no he contenido mis labios, tú lo sabes, Yahveh.” 

Cuarto dia: (Salmo 25, 2-13) “oh Dios mío. Bet. En ti confío, ¡no sea confundido, no triunfen de mí mis enemigos! No hay confusión para el que espera en ti, confusión sólo para el que traiciona sin motivo. Muéstrame tus caminos, Yahveh, enséñame tus sendas. Guíame en tu verdad, enséñame, que tú eres el Dios de mi salvación. (Vau) En ti estoy esperando todo el día, Acuérdate, Yahveh, de tu ternura, y de tu amor, que son de siempre. De los pecados de mi juventud no te acuerdes, pero según tu amor, acuérdate de mí. por tu bondad, Yahveh. Bueno y recto es Yahveh; por eso muestra a los pecadores el camino; conduce en la justicia a los humildes, y a los pobres enseña su sendero. Todas las sendas de Yahveh son amor y verdad para quien guarda su alianza y sus dictámenes. Por tu nombre, oh Yahveh, perdona mi culpa, porque es grande. Si hay un hombre que tema a Yahveh, él le indica el camino a seguir.” 

Quinto día: (Salmo 25, 14-22) “El secreto de Yahveh es para quienes le temen, su alianza, para darles cordura. Mis ojos están fijos en Yahveh, que él sacará mis pies del cepo. Vuélvete a mí, tenme piedad, que estoy solo y desdichado. Alivia los ahogos de mi corazón, hazme salir de mis angustias. Ve mi aflicción y mi penar, quita todos mis pecados. Mira cuántos son mis enemigos, cuán violento el odio que me tienen. Guarda mi alma, líbrame, no quede confundido, cuando en ti me cobijo. Inocencia y rectitud me amparen, que en ti espero, Yahveh. Redime, oh Dios, a Israel de todas sus angustias.” 

Sexto día: (Salmo 40, 12-18) “Y tú, Yahveh, no contengas tus ternuras para mí. Que tu amor y tu verdad incesantes me guarden. Pues desdichas me envuelven en número incontable. Mis culpas me dan caza, y no puedo ya ver; más numerosas son que los cabellos de mi cabeza, y el corazón me desampara. ¡Dígnate, oh Yahveh, librarme, Yahveh, corre en mi ayuda! ¡Queden avergonzados y confusos todos juntos los que buscan mi vida para cercenarla! ¡Atrás, sean confundidos los que desean mi mal! Queden consternados de vergüenza los que dicen contra mí: «¡Ja, Ja!» ¡En ti se gocen y se alegren todos los que te buscan! Repitan sin cesar: «¡Grande es Yahveh!», los que aman tu salvación. Y yo, pobre soy y desdichado, pero el Señor piensa en mí; tú, mi socorro y mi libertador, oh Dios mío, no tardes.” 

Séptimo día: (Salmo 119, 33-40) “Enséñame, Yahveh, el camino de tus preceptos, yo lo quiero guardar en recompensa. Hazme entender, para guardar tu ley y observarla de todo corazón. Llévame por la senda de tus mandamientos porque mi complacencia tengo en ella. Inclina mi corazón hacia tus dictámenes, y no a ganancia injusta. Aparta mis ojos de mirar vanidades, por tu palabra vivifícame. Mantén a tu siervo tu promesa, que conduce a tu temor. Aparta de mí el oprobio que me espanta, pues son buenos tus juicios. Mira que deseo tus ordenanzas, hazme vivir por tu justicia.” 

Octavo día: (Salmo 130, 2-8) “¡Señor, escucha mi clamor! ¡Estén atentos tus oídos a la voz de mis súplicas! Si en cuenta tomas las culpas, oh Yahveh, ¿quién, Señor, resistirá? Mas el perdón se halla junto a ti, para que seas temido. Yo espero en Yahveh, mi alma espera en su palabra; mi alma aguarda al Señor más que los centinelas la aurora; mas que los centinelas la aurora, aguarde Israel a Yahveh. Porque con Yahveh está el amor, junto a él abundancia de rescate; él rescatará a Israel de todas sus culpas.” 

Noveno día: (Salmo 22, 15-20) “Como el agua me derramo, todos mis huesos se dislocan, mi corazón se vuelve como cera, se me derrite entre mis entrañas. Está seco mi paladar como una teja y mi lengua pegada a mi garganta; tú me sumes en el polvo de la muerte. Perros innumerables me rodean, una banda de malvados me acorrala como para prender mis manos y mis pies. Puedo contar todos mis huesos; ellos me observan y me miran, repártense entre sí mis vestiduras y se sortean mi túnica. ¡Mas tú, Yahveh, no te estés lejos, corre en mi ayuda, oh fuerza mia.”