Salmo 3: "Yahveh, ¡cuán numerosos son mis adversarios, cuántos los que se alzan contra mí! ¡Cuántos los que dicen de mi vida: ‘No hay salvación para él en Dios!’ Mas tú, Yahveh, escudo que me ciñes, mi gloria, el que realza mi cabeza. A voz en grito clamo hacia Yahveh, y él me responde desde su santo monte. Yo me acuesto y me duermo, me despierto, pues Yahveh me sostiene. No temo a esas gentes que a millares se apostan en torno contra mí. ¡Levántate, Yahveh! ¡Dios mío, sálvame! Tú hieres en la mejilla a todos mis enemigos, los dientes de los impíos tú los rompes. De Yahveh la salvación. Tu bendición sobre tu pueblo. "