Mensaje del 24 de febrero de 2006 - "Gracias hijos míos, por todo lo que ustedes hacen por mí. Yo les doy gracias y Dios también. Nosotros no somos ingratos. Dios ve todo, hijos míos. Él ve y escucha todo. Ustedes son quién no lo ven ni lo escuchan. ¿Por qué? ¿Dónde Él está? Muchos de ustedes dirán que Él está en el Cielo. Sí, hijos míos. Dios está en Cielo. Pero Él está también en ustedes. El lugar donde Él más gusta estar es en sus corazones. Él vive dentro de todos ustedes, hijitos, de todos. Todos ustedes son moradas del Espíritu Santo. ¡Oren al Espíritu Santo! Cuanto más ustedes oraren a Él, mejor. Cuando ustedes piden el Espíritu Santo, Él comienza a actuar en ustedes. Él los vence, los guardia y los purifica. Pero cuando pecan, ustedes disminuyen el poder de Él sobre sus corazones. Por lo tanto, oren al Espíritu Santo todos los días. Oren mucho a Él. Sólo Él puede dar la fuerza para no pecar y llegar al Cielo. Él es la verdad, el camino y la vida. Dios es vida y paz, paz, paz. Hijos míos, ¡cómo ustedes necesitan de la paz! La falta de paz en el mundo es tanta que si ustedes viesen por un instante, llorarían de dolor de ver tanta falta de ella. Y la paz está en Dios. Ella es Él propio. Dios es paz. Pero cada vez que ustedes cierran a sí mismos para sus Mandamientos, la paz distancia de ustedes y viene la inquietud. Satanás es inquietud. Dios no lo es. Miren dentro de ustedes y vean lo qué hay en sus corazones. Si ustedes tuvieren la paz, estarán cerca de Dios y Dios estará muy cerca de ustedes. Pero si tuvieren la rabia, el miedo, el odio, la tristeza, la duda, la ansiedad, la falta de alegría y serenidad, la angustia, sepan que Dios no está en estos sentimientos. Satanás pone esto dentro de ustedes, sólo él. Él es malvado, muy malvado. Oren, hijitos, para desterrar todo mal para lejo de ustedes. En este mundo está Satanás con sus demonios queriendo destruir sus almas. Él está en todas partes porque ustedes lo llaman y se abren para él con el pecado. Con el pecado viene todo mal y viene el enemigo para cerca de ustedes. ¿Y qué puedo hacer si ustedes gustan el pecado? ¿Lo qué Dios puede dar si lo que ustedes quieren y piden es algo que Él no puede dar? Él quiere dar vida, alegría y paz. Y ustedes sólo tendrán esto con la santidad de vida y los Mandamientos de Dios. ¡Por eso, vivan! Sus vidas sólo serán felices si ustedes los vivieren. Y hoy, pocas personas los viven... El opuesto sucede. Muchas personas sólo los desobedecen. Por eso, este mundo está lleno de guerras y males, de rencor y odio, de pereza y miseria, enfermedad y desgracia. Él está así porque quiere. No es Dios quién lo quiere. Abranse para Él y dejenlo ayudar a sus vidas. Él los cambiará por completo y los hará santos. Ustedes verán cómo la tristeza partirá y todo el mal desaparecerá. Sólo Dios permanecerá. ¡Alegría, hijos míos! Yo les dejo toda la alegría y felicidad. Para recibir, pidan a Dios. Aproximense a Él y estén con Él. Y dónde Él está, repito: en sus corazones, hijitos. Oren a Él y Él surgirá en sus vidas como el sol que brilla iluminando el día. Él es el Rey del mundo entero, ¡el Rey del Universo!"
Mensajes de Nuestra Señora en Divinópolis, Brasil.