“Que el santísimo, sacratisimo, adorable, incomprehensible e inefable Nombre de Dios sea por siempre alabado, bendecido, amado, adorado y glorificado en el Cielo, en la Tierra y bajo la Tierra, por todas las criaturas de Dios y por el Sagrado Corazón de Nuestro Señor Jesucristo en el Santisimo Sacramento del Altar. Amén.”