Algunas veces, la Virgen apareció cerca de los Crucifijos en las iglesias. Ella nos invita a meditar sobre la Pasión de Jesús todos los días. Esto también puede ser hecho diariamente a través de los Misterios Dolorosos del Rosario o a través del Rosario de la Misericordia. La meditación acerca de la Paisón de Jesús es una manera de agradecer por todo lo que Él sufrió debido a nuestros pecados.
Mensaje del 1 de julio de 2008 - "Cuando todos los pecados de la Humanidad pesaron sobre el Corazón de Jesús y su Alma, su Cuerpo Santo sudó Sangre en el Huerto de los Olivos (Leer Lucas 22,39-46), tan inmenso fue su dolor. Él no huyó, pero aceptó a beber el cáliz amargo del sufrimiento y se entregó libremente. ¿Él hizo todo y no les negó nada!"
Mensaje del 13 de noviembre de 2002 - "Sufran con Jesús la Pasión que Él sufrió por ustedes. Hijitos, oren y piensen en la Pasión de Jesús. Contemplen cada dolor y cada sufrimiento que Él vivió por amor infinito a cada uno de ustedes. Él sufrió por ustedes. Piensen en esto y oren el Vía Sacra o mediten acerca de los Misterios Dolorosos del Rosario. Y consuelen a Jesús de sus pecados.”
Mensaje del 6 de abril de 2007 - Viernes Santo: "Miren cómo mi Hijo Jesús sufrió, cuánto dolor Él sentió en aquella Cruz... Cuán grande es su amor y su misericordia. El mundo es feliz de tener un Dios así. Dichosos son ustedes por ser hijos de Dios. Doy gracias a Dios todos los días por todo lo que Él hizo. Alegrense, hijitos. Alegrense de tener un Padre tan maravilloso. Con ustedes, yo espero el día de la Resurrección llegar, el gran día de la alegría. Respondan al amor infinito de mi Hijo Crucificado. No sean malos ni ingratos para Él. No sean como las personas que lo condenaron. No sean como los soldados que lo golpearon y azotaron. No coronen Jesús con sus terribles pecados diarios, con sus pecados tan bobos... No hagan ser inútil su Pasión, sus Heridas, sus Dolores y de su Sangre derramada... Sean como yo, como Juan, como María Magdalena, que seguimos a Jesús hasta la Cruz. Sean cómo las mujeres piadosas de Jerusalén, como Verónica, como Simón de Cirene que consolaron y aliviaron el sufrimiento de mi Hijo. No lo hagan sufrir más. No renueven sus Dolores. Conviertanse, hijitos. Yo digo de nuevo y pido más una vez. Yo no vendré a hablar nada nuevo para ustedes. Porque ustedes no hacen la gran nueva, que es el Evangelio de mi Hijo. La mayor maravilla para el mundo es la venida de Jesús, su Pasión y Resurrección. Y el mundo se ha olvidado de ellos... La mayor gracia y mayor mensaje es lo que Dios les dijo en la Biblia. No se olviden, hijitos. No se olviden, no se olviden. Ustedes no tendrán mucho êxito se sólo meditaren hoy acerca de la Pasión de Jesús y continuaren siendo los mismos durante todo el año. Cambien, hijos míos. Cambien para que la vida pueda cambiar. Si ustedes no cambiaren, las cosas seguirán siendo las mismas y sus vidas no tendrán sentido. No dejen que sus vidas sean inútiles y pasen sin valer nada. Ellas tienen valor, un gran valor. Ellos tienen mucho valor, porque Jesús sufrió por ustedes y derramó su Sangre Preciosa, su Sangre infinitamente valiosa para que ustedes tengan un lugar en la vida eterna. Por lo tanto, hijos míos, que desde hoy ustedes tengan una nueva vida. Nazcan de nuevo. Dejen el hombre viejo y las cosas viejas. Sólo Jesús puede les dar una nueva vida. Sólo puede renacer de nuevo quien está con Él. Permanezcan siempre con Él!"
Mensajes de Nuestra Señora en Divinópolis, Brasil.